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DEPRESIÓN

La depresión es un trastorno del ánimo de origen biológico, caracterizado por una tristeza vital y profunda, que envuelve a la persona hasta afectar todas las áreas de su vida.

Algunos síntomas de la depresión son: ánimo bajo, incapacidad de sentir placer en actividades que solían ser agradables, fatiga, aumento/disminución de apetito, somnolencia/insomnio, disminución del deseo sexual, angustia, ansiedad, alteraciones cognitivas (atención, concentración, memoria, pensamiento enlentecido y negativo) e ideas de muerte, entre otros.

Es fundamental tratar esta enfermedad adecuada y responsablemente, ya que genera gran sufrimiento a la persona y a su entorno cercano. Además de producir un deterioro en el funcionamiento cotidiano, disminuye el desempeño académico y laboral, afectándose también las relaciones interpersonales.

Si no se realiza un tratamiento adecuado (irregularidad en la ingesta de medicamentos o dejar de tomarlos por “sentirse bien”), es muy probable que la persona se vuelva a deprimir en el corto o mediano plazo.

Generalmente escucho a algunas personas decir “llevo años de tratamiento contra la depresión y estoy igual”, han probado un sinfín de medicamentos, pero no ven cambios. Esto significa, que esa depresión, va más allá de lo “químico”, siendo necesario indagar, a través de la psicoterapia, aspectos de la personalidad que puedan estar manteniendo el cuadro clínico.

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DUELO

Perder a un ser querido, es una de las situaciones más difíciles a las que nos podemos enfrentar en la vida.

Los duelos son muy personales, cada uno los vive a su manera. No obstante, si esa forma de vivirlo, no es saludable, el duelo se puede transformar en patológico y causar un sufrimiento intenso y constante.

Un duelo “sano”, tiene varias etapas: en un principio, se experimenta un estado de negación, cuya superación permite iniciar el duelo. Posteriormente, es posible que la persona sienta mucha rabia, ya que comienza a hacerse evidente la realidad de la pérdida, suelen surgir muchos cuestionamientos y sentimientos encontrados. Luego de la rabia, se espera que la persona contemple la opción de retomar su vida y encontrarle un sentido a lo ocurrido. A partir de esta etapa, puede surgir una profunda tristeza, incertidumbre, dolor y vacíos… Sin embargo, poco a poco, comenzará la aceptación de la pérdida, comprendiéndola y lo más importante, “resignificándola”, es decir, dándole un sentido y entendiéndola como parte de la vida.

No todos pasan por cada uno de estos estados, ni viven el duelo de la misma manera. En algunos casos, para ayudar a las personas a procesar el duelo, la psicoterapia brinda un espacio de orientación, reflexión y sanación.

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AUTOESTIMA

Cuando se habla de Autoestima, comúnmente se piensa en el “amor propio”. Sin embargo, es más que eso, tiene que ver con el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos, que tenemos sobre nosotros mismos y a la valoración que les damos. Esto influye directamente en la vida sentimental, emocional y profesional.

Una autoestima saludable, permite a las personas emprender desafíos, tener desplante, relacionarse con los demás sin problemas y sentirse felices, pero aún más importante, vivir en armonía interior.

La baja autoestima, se evidencia en que las personas tienden a no asumir riesgos en lo social, académico o profesional. Relacionarse con la gente, les resulta más difícil, al igual que perseguir un objetivo que no saben con seguridad si lo alcanzarán. Adicionalmente, se genera en la persona, un diálogo interno negativo, que limita su desarrollo y le impide evaluarse con objetividad.

Cuando las personas consultan por problemas de autoestima, como inseguridad, sentimientos de incapacidad, tendencia a compararse con los demás, sentimientos de culpa, etc. Generalmente, existe un conflicto mucho más profundo, que se mantiene latente por el constante diálogo interno negativo. Por esta razón, la psicoterapia, ofrece la oportunidad de trabajar aquellos aspectos más profundos, que cambiarán no sólo la visión de sí mismo, sino también la visión de los demás y de la vida en general.

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MANEJO DEL ESTRÉS

El estrés se refiere a un conjunto de reacciones fisiológicas, que surgen al enfrentarnos a ciertas situaciones, que nos resultan complejas. El estrés no siempre es perjudicial, ya que también es una respuesta necesaria, que nos ayuda a enfrentar diversas circunstancias de la vida. Sin embargo, cuando esta respuesta se mantiene de manera intensa, por un período prolongado, puede ser dañina para nuestra salud, generando síntomas como: ansiedad, migraña, dificultad para concentrarse, dificultad para dormir, malestar de estómago, pérdida o aumento de apetito, bruxismo, entre otras cosas.

La psicoterapia, puede ofrecer diferentes perspectivas para manejar el estrés, como por ejemplo, enseñar a la persona a flexibilizar su manera de ver los problemas, enfocándose en diferentes alternativas de solución. Otro aspecto importante, es ayudar a descubrir y potenciar los recursos del paciente, con el fin de que se sienta en condiciones de poder enfrentar eficazmente las adversidades.

Un adecuado manejo del estrés, evita enfermedades, mejora la calidad de vida y empodera a la persona para enfrentar la vida, entre otras cosas.

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TRASTORNOS DE ANSIEDAD

La Ansiedad es una emoción que permite a las personas anticipar diversas situaciones y prepararlas para “sobrevivir” a ellas. Sin embargo, cuando la ansiedad está presente la mayor parte del tiempo y paraliza a la persona, se vuelve disfuncional y produce reacciones de inhibición y/o evitación, lo que a su vez aumenta la ansiedad,  pudiendo convertirse en un síntoma o un trastorno propiamente tal.  En cuanto a los síntomas, las personas suelen identificarlos cuando aumenta su apetito, se sienten intranquilas o están muy preocupadas, pero no todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad. Éstos varían según la predisposición biológica/psicológica de la persona, que la hace más vulnerable o susceptible a las manifestaciones de la ansiedad. En cuanto a los Trastornos de Ansiedad, algunos de ellos son: Trastorno de Pánico, Ansiedad Generalizada, Fobias, Onicofagia, Trastorno de Ansiedad Social,  entre otros.

Una herramienta importante para el manejo de estos cuadros, es que la persona aprenda a “procesar” sus emociones, es decir, identificarlas, entenderlas y hacerse cargo de ellas. En este sentido, en la psicoterapia, se pueden adquirir éstas y otras herramientas para manejar la ansiedad, con el fin de que la persona pueda mejorar su calidad de vida.

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TRASTORNO AFECTIVO BIPOLAR

El Trastorno Afectivo Bipolar (TAB), es un trastorno del ánimo crónico, que cursa con fases o períodos de aceleración (Manía-Hipomanía) y decaimiento (Depresión). Se clasifica en TAB I, que cursa con Depresión y Manía, y TAB II, que cursa con Depresión e Hipomanía.

Las personas que tienen TAB, pasan períodos en que se deprimen, se sienten desesperanzadas, pierden el interés por actividades que usualmente les agradaban, pueden tener ideas de muerte y enlentecimiento cognitivo, entre otras cosas. Como también, pasan períodos en los que se sienten eufóricas o irritables, enérgicas, más sociables y con el pensamiento acelerado, entre otros. Estos cambios en el estado de ánimo, pueden afectar al sueño, el nivel de actividad, el comportamiento, la capacidad de tomar decisiones, las relaciones sociales y el desempeño laboral, etc.

Los cambios de ánimo, no sólo afectan al bienestar de la persona y su entorno cercano, también tienen impacto en el funcionamiento cerebral. La depresión, manía e hipomanía, dañan el funcionamiento cognitivo, enlenteciéndolo o acelerándolo, alterando la memoria, concentración y las funciones ejecutivas (planificación, toma de decisiones, etc.). Estos daños, pueden mermar la calidad de vida de las personas, su desempeño y sus relaciones, mientras estén presentes los síntomas e incluso, una vez que desaparezcan.

Por esta razón, en el TAB, es indispensable un tratamiento adecuado y responsable, que contemple farmacoterapia y psicoterapia, a través de la cual, se puedan aprender medidas de prevención y de autocuidado, es decir, anticipar crisis, tener un manejo adecuado de ellas, prolongar los períodos de estabilidad, con el fin de que la persona aprenda a convivir con su enfermedad y mejore su calidad de vida.

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EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS

Los eventos traumáticos, son acontecimientos perturbadores, que impactan profundamente a la persona, generando una experiencia traumática. Con frecuencia, encontramos dentro de estos acontecimientos: abuso sexual, actos de violencia, accidentes y Bullying, entre otros. Sin embargo, para valorar una experiencia como traumática, dependerá de las características de cada individuo, considerando su historia y experiencias previas, contexto y recursos de afrontamiento, entre otros aspectos.

Algunas personas que han vivido experiencias traumáticas, pueden tener pensamientos intrusivos (involuntarios y no deseados, que son difíciles de manejar), flashbacks (recuerdos repentinos que hacen revivir la experiencia traumática), pesadillas, comportamiento evitativo y una actitud de estar constantemente a la defensiva. Además pueden presentar otros síntomas como: dolores musculares, diarrea, palpitaciones, dolor de cabeza, crisis de pánico, depresión, ansiedad o caer en el consumo de drogas y alcohol.

Muchas personas que han vivido experiencias traumáticas, se sienten atrapadas y no saben cómo salir de eso. En este sentido, el modelo EMDR –terapia especializada en el abordaje de traumas-, no sólo ayuda a las personas a aliviar su sufrimiento en un corto plazo, sino también las ayuda a generar un cambio en su vida, que sea perdurable en el tiempo.

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MANEJO DE LAS EMOCIONES

Las Emociones son respuestas fisiológicas de nuestro organismo, ante acontecimientos o cambios que se producen el nuestro entorno o en nosotros mismos, con el fin de que nos adaptemos a las circunstancias. Estas respuestas se basan en experiencias previas y en el conjunto de percepciones y creencias que tenemos sobre el mundo, lo que a su vez influye en cómo percibimos y valoramos una situación determinada. Esto definirá la forma en que respondemos ante situaciones similares.

Cuando surge una emoción, nos genera cambios a nivel físico (respiración, frecuencia cardiaca, postura corporal, etc.), psicológico (afecta al estado de ánimo, altera la percepción de los acontecimientos, etc.) y conductual (la expresión de las emociones, se refleja en nuestro comportamiento).

Las emociones se caracterizan por ser intensas y de corta duración, sin embargo, en algunas personas pueden persistir durante horas, alterando su percepción del entorno y afectando su funcionamiento. Muchas veces un mal manejo de las emociones, puede dañar la calidad de vida, las relaciones interpersonales y el desempeño de la persona, representando un obstáculo para su desarrollo personal y el logro de sus objetivos.

Por esta razón, a través de la psicoterapia, las personas pueden desarrollar habilidades para identificar y manejar sus emociones, ya que contar con estas herramientas, contribuirá a su bienestar e incluso, les permitirá ver la vida desde otra perspectiva.

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TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

La personalidad, abarca diversas áreas de la vida de la persona, por ejemplo, aspectos afectivos (emociones, sentimientos, etc.), aspectos cognitivos (la forma en que cada uno percibe al mundo e interpreta la realidad, además de lo intelectual), la sexualidad, la identidad, relaciones interpersonales, entre otros.

Una personalidad sana, se caracteriza por ser flexible y permitir la adaptación de la persona al ambiente, mientras que en los Trastornos de Personalidad (TDP), se observan formas inflexibles de percibir, pensar y sentir. Esto da paso a pautas de vida y de conductas, que funcionan como círculos viciosos ante distintas situaciones, generando vulnerabilidad ante el estrés y comportamientos desadaptados. En consecuencia, se genera un deterioro significativo en el plano social, laboral y familiar, limitando las oportunidades de vida y restringiendo la libertad de la persona.

En algunas personas, las alteraciones de la personalidad, generan cierto grado de disfunción y sufrimiento, sin embargo, no alcanzan a configurar por completo un trastorno de personalidad. De igual manera, es indispensable que se trabajen dichos aspectos, ya que probablemente afectan su desarrollo, su calidad de vida y la relación con los demás.

Algunos Trastornos de la Personalidad son: T.P Paranoide, T.P Esquizoide, T.P Límite, T.P Narcisista, T.P Histérico/Histriónico, entre otros.

En cuanto al tratamiento, es útil contar con apoyo farmacológico para tratar síntomas específicos, sin embargo, la psicoterapia es indispensable para que la persona adquiera destrezas que le permitan manejar su TDP y así mejorar su calidad de vida y funcionamiento general.